La NASA, la ESA y hasta las empresas privadas están centrando su atención en diferentes conceptos de robots que les permitan explorar el espacio y aprovecharnos de él, de un modo que hasta ahora era imposible. Estos son los ingenios más recientes y que en unos años ocuparán los mismos titulares que Rosetta o la New Horizons.
La mayor parte de los componentes en los teléfonos móviles y baterías están hechos con elementos conocidos como tierras raras. Y los llaman así porque son una presencia escasa en la Tierra, y pronto vamos a acabar con ellos al ritmo de extracción y consumo actual. Pero la buena noticia es que no son raros en el espacio. Planetary Resources, la empresa que hace tiempo instaló el término minero espacial, ha lanzado un prototipo de sonda que se dedicará a rastrear asteroides que contengan estos preciados bienes.
El Arkyd 3, lanzado la semana pasada con éxito desde la Estación Espacial Internacional (ISS), ha iniciado una misión de 90 días orbitando alrededor del planeta, para probar su software y sistemas de control. Si todo va bien, en diciembre le seguirá el Arkyd 6 que pondrá a prueba un sensor de infrarrojos de onda media, para obtener información de la superficie de los asteroides y detectar metales y agua. Los Arkyds no son sólo van a la caza de tierras raras como el neodimio y el itrio. El Arkyd 6 buscará cualquier metal precioso. Y también agua. Si encontramos depósitos de agua en asteroides, sería una gran ventaja para las naves espaciales que necesiten abastecerse del líquido elemento, no solo para la tripulación, sino como fuente de combustible alternativo (por medio de una corriente eléctrica se descompone el agua en oxígeno e hidrógeno y pueden utilizarse como combustible) para viajes de larga duración.
Concebido por la empresa Planetary Resources, una agencia espacial privada financiada en parte por Larry Page (uno de los creadores de Google), Richard Branson (Virgin) y James Cameron (sí, ese James Cameron) que busca hacer de la minería espacial una realidad y no como un concepto utópico.
Uno de sus fundadores, Peter Diamandis, señalaba recientemente: "La implementación exitosa del Arkyd 3 es un hito importante para los recursos planetarios. Nuestro equipo está desarrollando la tecnología que permitirá a la humanidad crear una economía fuera del planeta que cambiará fundamentalmente el modo en el que vivimos en la Tierra.” Con ello, la “minería cósmica” podría proporcionar a la industria espacial una fuente de fondos que extienda nuestros horizontes.
Pero no es la única revolución. Entre los diseñadores de sondas robóticas para explorar los planetas, hay ideas de droides impulsados por las olas en el mar o por el viento. Esta última parece ser la solución propuesta por el equipo de ingenieros del Laboratorio Jet Propulsión (JPL por sus siglas en inglés) de la NASA. Un robot que se mueva gracias al viento sería la respuesta para poner pie en un planeta gaseoso como Júpiter.
La idea es crear un windbot (wind significa viento y bot es la abreviación de robot), una nueva clase de sonda robótica diseñada para permanecer en el aire en la atmósfera de un planeta durante mucho tiempo.
Aunque por ahora ninguna misión planea utilizar windbots, los investigadores esperan que sus diseños abrirán nuevos caminos para la conocer la ciencia atmosférica en los planetas gaseosos.
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