Un grupo de investigación del Instituto Andaluz de Automática Avanzada y Robótica (IAR) ha desarrollado un robot autónomo que sirve como asistente en cirugías mínimamente invasivas, mediante una cámara y un brazo que ayuda al especialista en maniobras como la sutura.
Bautizado con el nombre de CISOBOT, el autómata se adapta al cirujano, mediante la identificación de movimientos y de gestos de una forma automática. Para ello utiliza un algoritmo que calcula estadísticamente la mejor respuesta a unas maniobras modelo que se han registrado previamente en la memoria de la máquina.
A pesar de este movimiento intuitivo, las órdenes de voz tienen prioridad, para poder modificar su conducta en el momento, si la operación no sigue el curso prefijado.
Otra de sus ventajas es que tiene dos brazos, uno para la cámara laparoscópica y otro para mover una herramienta que ayude al cirujano a operar. “Para combinar estos dos soportes, necesita un interfaz que se comunique con el cirujano y un control para poder mover el robot”, comenta Enrique Bauzano, uno de los investigadores del proyecto.
Además es distinto a otros robots quirúrgicos anteriores, como el ERM que sirve para la exploración visual de la cavidad abdominal mediante una cámara laparoscópica y está dotado de movimientos automáticos que se producen dentro del paciente durante las operaciones quirúrgicas. También se diferencia del robot DAVINCI que teleopera, es decir, el cirujano lo mueve a distancia, desde una cabina, y éste reproduce sus movimientos.
Frente a ellos CISOBOT funciona como un apoyo en la intervención quirúgica, no necesita que sea manipulado por ninguna persona, sino que responde a los gestos específicos y a comandos de voz que realiza el cirujano y le apoya con operaciones simples. “A pesar de su sentido intuitivo de respuesta, tiene unas pautas que tiene que seguir y nunca realiza tareas que puedan poner en peligro al paciente”, explica a Belén Estebanez, una de las investigadoras del Instituto.
Estos robots no tienen ruedas, ni brazos. Su sistema de desplazamiento es algo nunca antes visto.
Falta mucho tiempo para que podamos ver un BB-8 real en acciónpara misiones especiales, pero la NASA realiza los preparativos para patentar una nueva clase de robots, que no tienen comparación con ningún diseño previo, en razón de su peculiar diseño casi amorfo y su sistema de desplazamiento, diseñado para no tener más accidentes como el sucedido con la sonda Philae o la mayoría de los Rovers.
Esta interesante patente de robots tiene su origen en una tecnología desarrollada originalmente por el Dr. Arthur Bradley, uno de los principales investigadores del Langley Research Center e impulsor del Innovative Partnerships Program de la NASA que ha ayudado a afinar estos cuatro diseños que iniciaron su proceso de desarrollo desde el año 2010.
Los robots del futuro podrían parecerse más a un pulpo o a una estrella de mar. En la actualidad un nuevo campo de la robótica, denominado ‘soft robotics’ o robótica blanda, está emergiendo con fuerza, inspirado en los sistemas biológicos de peces, calamares o incluso las trompas de elefante, para llegar allá donde las estructuras rígidas no pueden hacerlo.
Los robots blandos no sólo tienen exteriores flexibles sino que, al igual que muchas estructuras biológicas, funcionan gracias a que contienen una red de canales huecos por los que se hace pasar un fluido a presión. El desarrollo de esta disciplina se ha hecho lo suficientemente importante como para que, en marzo de 2014, surgiera su propia revista científica: Soft Robotics. En su primer número, investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) presentaban a 'Bubbles' (burbujas), un pez robótico capaz de realizar movimientos rápidos de manera autónoma, sin estar conectado a ningún cable.
“La idea de un robot blando capaz de moverse por cualquier terreno surge de la investigación militar”, explica el ingeniero español Ramsés Martínez, integrante de uno de los grupos pioneros en robótica blanda de la universidad de Harvard e investigador asociado al Instituto Madrileño de Estudios Avanzados (IMDEA). “El ejército estadounidense diseñó una serie de robots muy caros para detectar minas, pero estos tenían limitaciones para moverse por la arena o terreno irregular, y se quedaban atascados o volcaban en el terreno minado, con lo que nadie podía ir a rescatarlos”.
Los robots rígidos o tradicionales se mueven gracias a articulaciones y extremidades, siguiendo una serie de instrucciones muy concretas que les dicen si tienen que rotar una articulación o extender un brazo mecánico. Por esta razón, tienen que saber en cada momento dónde está cada una de sus partes para poder dar la siguiente orden. Estos robots son muy precisos a la hora de realizar tareas en áreas controladas, pero cuando se enfrentan a espacios más impredecibles como una casa, un almacén lleno de gente o una zona en la que habido una catástrofe, deben dedicar gran parte de su capacidad simplemente a no tropezar o caerse. Esto hace que nos parezcan torpes y lentos.
Flexibles, Blandos y Baratos
Un robot flexible, por el contrario, no tiene que saber dónde están sus extremidades en cada momento. “Podemos compararlo con un pulpo”, explica Martínez, “Se ha comprobado que el pulpo no sabe qué hacen sus extremidades todo el tiempo. Estas son, por decirlo así, independientes. Si tocan algo, lo agarran, y cuando el pulpo tiene un momento de ver si es comestible decide si echárselo a la boca o soltarlo. Lo mismo pasa con los robots. No tienen que saber dónde está cada una de sus extremidades en cada momento, sino que van reaccionando ante el entorno”.
Otra limitación de los robots clásicos es que tienen dificultades a la hora de manejar objetos con propiedades cambiantes. Por esa razón los cartones de huevos que compramos en el supermercado se siguen llenando a mano. Mientras que un robot rígido tiene que asegurarse de coger el objeto de la manera correcta y aplicar la presión justa, actuadores blandos como una mano con forma de estrella de mar que han desarrollado en Harvard puede sujetar objetos con formas variadas con solo inflarse.
“También hemos desarrollado unas extremidades que recuerdan al tentáculo de un pulpo o a una trompa de elefante. Son capaces de succionar materiales por su interior, y también de enrollarse alrededor de un objeto. El movimiento se consigue gracias a una combinación de materiales de distinta rigidez, de manera similar a un globo alargado en el que hemos pegado un trozo de cinta adhesiva: al inflarlo la superficie del globo se expande, pero la cinta no, de modo que hemos creado un codo por el que el globo se dobla. Combinando zonas flexibles y rígidas
La otra gran ventaja es que, al ser blandos, son ideales para compartir espacio con las personas o con otros robots. “Por ejemplo, en una guardería o una residencia de ancianos. No podemos poner a cuidar a personas a un robot que pesa dos toneladas y que si tropieza puede aplastarlas”, añade. “Estos robots son más seguros para las personas, para otros robots y para sí mismos, pues es mucho más difícil que se rompan por un choque o una caída”.
Fuente: elcomercio.pe Domingo, 10 de agosto del 2014 | 09:45
Tokio.- Robots capaces de realizar labores de rehabilitación, comunicación y hasta peluquería se dieron hoy cita en Tokio, donde una feria dedicada a estos dispositivos mecánicos muestra lo último de un sector que, pese a la crisis, mantiene su pujanza en Japón.
Aunque aquellos androides con cualidades casi humanas adelantados por la ciencia ficción son todavía cosa del futuro, la Semana del Robot inaugurada hoy demuestra que éstos son cada vez más complejos, más precisos y capaces, muchas veces, de llegar donde no llega el hombre.
Entre las más de 60 empresas participantes se mostraron avances como el de las manos robóticas, que de los toscos dedos mecánicos de hace unos años han pasado a ser réplicas de las humanas capaces de emular a la perfección sus movimientos, agarrar objetos o pulsar botones.
Entre las compañías especializadas en este tipo de tecnología está la nipona THK, que recientemente colaboró con la agencia espacial de Japón (JAXA) para llevar una de sus manos robóticas al espacio exterior.
En el llamado módulo "Kibo", un laboratorio de la Estación Espacial Internacional, THK ha implantado un sistema de dos dedos capaces de agarrar y mover objetos para hacer experimentos, explicó a Efe un portavoz de la compañía.
La Semana del Robot también enseña dispositivos industriales capaces de colocar piezas más rápido y con más precisión que hace años, pero los que más atención del público atraen son sin duda los dedicados a hacer más fáciles las tareas de la vida cotidiana.
Panasonic, por ejemplo, ha desarrollado un nuevo sistema de lavado de cabello para ser utilizado en las peluquerías: se trata de una especie de casco controlado por ordenador que vierte agua, jabón, masajea, aclara e incluso seca el pelo de los clientes.
"Todavía es un prototipo, pero lo pusimos a prueba en una peluquería de Kansai (centro de Japón) y quienes lo probaron dijeron que es muy confortable. Esperamos venderlo dentro de unos años", aseguró a Efe uno de los responsables del proyecto.
Para quienes no puedan leer una pantalla de ordenador por falta de vista o de tiempo, la compañía Fujisoft ha dado vida a "Palro", un pequeño robot-androide capaz de conectarse a internet y recitar en voz alta las novedades del portal de noticias Yahoo.
De momento "Palro" solo "lee" y "habla" japonés y se vende en su país natal por unos 300.000 yenes (unos 3.000 euros), aunque Fujisoft no descarta llevarlo a otros mercados en un futuro.
Como en ocasiones anteriores, buena parte del espacio de la feria está dedicado a los robots de asistencia y rehabilitación, un mercado creciente en el envejecido Japón, donde hay más de 30 millones de personas mayores de 65 años.
Consciente de las necesidades de este sector, la Universidad de Waseda, en Tokio, ha creado a "Tocco", un robot-peluche con forma de oso panda dedicado a asistir a quienes necesitan hacer ejercicios de locomoción o rehabilitación.
Con tono autoritario, este panda conectado a una cámara y a un ordenador analiza los movimientos locomotores del paciente y le da órdenes como "subir más la pierna" o "pasar al siguiente movimiento", a veces acompañadas de gestos elocuentes.
Sus creadores afirman que para las personas ancianas es más entretenido hacer los ejercicios a través de un muñeco de este tipo, y consideran que puede ser útil en hospitales o centros de rehabilitación.
En la misma línea está "Paro", una foca de peluche pensada como "animal" de compañía que reacciona a estímulos y que ya es habitual desde hace años en todas las ferias de robótica de Japón, a las que acude en versiones cada vez más perfeccionadas.
Sillas de ruedas "todoterreno" más fáciles de manejar, robots fabricados con módulos que pueden montarse a modo de "lego" según las necesidades, dispositivos submarinos o ingenios para tareas de rescate se exhiben también estos días en la capital nipona.
Según el Ministerio de Comercio e Industria, se espera que la producción de la industria robótica japonesa alcance para el año 2020 cerca de 2,9 billones de yenes (unos 28.000 millones de euros), y para 2035 se dispare a unos 9,7 billones de yenes (unos 94.000 millones de euros).
500 novedosos robots han sido presentados en la última edición de Innorobo en la ciudad francesa de Lyon. Unas 15 000 personas visitaron este año el salón. 200 empresas de 20 países participaron en el evento para mostrar al público sus últimas creaciones.
“Pepper” es una creación de la compañía francesa Aldebaran. “Pepper” es un robot diseñado para vivir con humanos. No limpia ni cocina pero es capaz de mantener una conversación con sus propietarios reconociendo y reaccionando a diferentes emociones.
“Pepper vive con nosotros así que necesita entender lo que está ocurriendo para adaptarse, explica Magalie Cuvier, de Aldebaran. Pepper puede detectar, por ejemplo, si estoy contenta o triste y reacciona dependiendo de la emoción que perciba”.
Entre los robots diseñados para la industria, destacó el de la suiza Stäubli. Su nuevo robot es capaz de empaquetar delicadamente a gran velocidad todo tipo de mercancías.
La compañía rusa ExoAtlet presentó un esqueleto externo inteligente que podrá ser utilizado en la rehabilitación médica.
Por último, la japonesa AIST presentó en Lyon PARO, un bebé foca con fines terapéuticos.
Después de varios aplazamientos por mal tiempo, la NASA dijo estar lista para enviar este sábado una suerte de platillo volador a la alta atmósfera de la Tierra para probar una tecnología que podría un día ser usada para posarse en Marte.
Si las condiciones meteorológicas siguen cooperando, la ventana de lanzamiento se abrirá alrededor de las 18H15 GMT y se cerrará a las 19H00 GMT.
Para este ensayo, la agencia espacial estadounidense transportará con un globo de helio a lo largo de las costas de la isla hawaiana de Kauai un recipiente en forma de disco llamado "Low-Density Supersonic Decelerator" (desacelerador supersónico de baja densidad, o LDSD) que se adjuntará a un paracaídas gigante.
Desde la década de 1970, la NASA utiliza el mismo sistema de paracaídas para frenar sus trenes de aterrizaje y robots que posa en el planeta rojo, a medida que descienden a través de la delgada atmósfera marciana.
Sin embargo, para los proyectos más ambiciosos de exploración de Marte, la NASA necesitará naves espaciales mucho más pesadas. Esto complica el aterrizaje y requiere un sistema de paracaídas mucho más potente y sofisticado.
La nueva tecnología está siendo probada a una gran altitud, porque las condiciones son similares a las de la atmósfera superior de Marte, también llamada termósfera.
Vientos demasiado fuertes en Kauai obligaron a la NASA a posponer el experimento inicialmente previsto en una ventana de lanzamiento de dos semanas, a principios de junio.
La mañana de este sábado, el pronóstico meteorológico era favorable.
Le tomará de dos a tres horas al globo llegar a los 36.600 metros, donde flotará. Poco después, la nave de ensayo en forma de disco será lanzada y su propulsión de cohete se encenderá para llevarlo a 54.900 metros, o sea 3,8 veces la velocidad del sonido o 4.651 km/h.
Es entonces cuando se probará la primera nueva tecnología objeto de este ensayo. Se trata del Desacelerador supersónico aerodinámico inflable, o SIAD (Supersonic Inflatable Aerodynamic Decelerator), cuya forma se asemeja a un buñuelo redondo con un agujero en el centro.
El SIAD frenará la nave hasta una velocidad de aproximadamente 2,5 veces la velocidad del sonido (3.060 km/h) antes de desplegarse un enorme paracaídas supersónico que frenará el descenso del aparato para un aterrizaje suave, 40 minutos después de su liberación.
La NASA tiene previstos otros dos vuelos del LDSD para probar las dos tecnologías de frenado y de aterrizaje, el desacelerador inflable y el globo.
"Si nuestro platillo volador alcanza la velocidad y la altitud previstas, será un gran día para nosotros", dijo recientemente Mark Adler, el responsable del proyecto LDSD. Fuente: La Tendencia, Por AFP - 28/06/2014 - 15:30
Internet interplanetario, tal y como es concebido en la actualidad, es un grupo de nodos en el espacio que pueden comunicarse entre ellos. Debido a los largos retrasos asociados con estas comunicaciones (cuya velocidad está limitada a la velocidad de la luz) se necesita desarrollar un nuevo grupo de protocolos de comunicaciones y nuevas tecnologías compatibles con este condicionante. Mientras que Internet tal como lo conocemos actualmente tiende a ser una red de redes con alto tráfico, retrasos inapreciables, errores de comunicación casi inexistentes y una estructura básica cableada, el Internet interplanetario es una red de Internets, basado en guardar y reenviar, con frecuencia desconectado, cuya estructura básica será sin cables, propenso a errores y con largos retrasos cuando existe una comunicación.